«La SEGURIDAD de la INSEGURIDAD…»

La Razón

Escribe Ángel Quintana / Columna de opinión en La Razón.

«La credibilidad es latente, sin cuestionamientos ni análisis en cuanto a la inseguridad, la que se muestra tan descarnada como vívida. En una comunidad pequeña como la nuestra no escapa al avance descontrolado de este flagelo, que a diario se manifiesta activa y libre. Los buenos estamos encerrados y los malos en las calles, libres como el viento e irreverentemente impunes, mofándose de la candidez de nuestra gente, en su mayoría personas grandes y desvalidas.

Se sabe… porque se sabe, o se presume, los actores de estas tropelías, sin que por ello se ponga coto a su accionar, pese a la novel integración del Ministerio del Interior, que, con buenas intenciones, tecnologías actualizadas y estrategias supuestamente factibles, peca de inoperancia ante el tremendo aparato delictivo de las hordas que nos asolan incansablemente, alimentadas -fundamentalmente- por la droga.        

La configuración poblacional de nuestra ciudad, y creo que sucede en todos los conglomerados urbanos y suburbanos del país, es de un dinamismo en cuanto a flujo y reflujo de gente no oriunda de cada localidad, que interactúan en la sociedad con lugareños, y se van impregnando de las costumbres, horarios y todo el latir cotidiano; gente, que en su mayoría carece de trabajo estable, o no cuentan con ello, lo que motiva esta suerte de «ley de la selva», acicateados por la premura de lograr los  recursos necesarios para nutrir una adicción que los inhibe del peligro y se transforman en temerarios y faltos de escrúpulos.

La matriz del pueblo en cuanto a la convivencia y a una vida sosegada se ha desfigurado; ya no caminamos con esa indolencia y descuido habituales en nuestro círculo, sino que, vacilantes y temerosos diagramamos una existencia diaria que nos ha desvelado una realidad que por si sola nos está mostrando que ya no seremos los mismos -con la pandemia de aliada- modificando comportamientos y costumbres, ambas tan sencillas como inocentes. Somos rehenes de este estigma que poco le importa lo que pueda causar a los vecinos, sí que estén preocupados  por provocar el mayor daño posible… máxime si son menores de edad, a cubierto por su condición.

Esta vandálica invación sin que nadie pueda frenar,  a la sombra de leyes arcaicas, lo que conlleva a que este país se «frene» en su accionar progresista y la desacreditación internacional en cuanto a apostar a la inversión privada, pasando de ser «Uruguay Natural» en «Uruguay naturalmente inseguro»… que ello no acontezca por favor!!!

ANGEL QUINTANA

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