El nuevo presidente boliviano es un economista, contador y catedrático de 57 años, que fuera ministro de Economía y Finanzas Públicas bajo los gobiernos de Evo Morales
Luis Arce es el nuevo presidente de Bolivia, tras triunfar en primera vuelta y por más de 20 puntos sobre el derechista Carlos Mesa. Según datos de boca de urna publicados, el MAS alcanza el 52,4% y obtiene mayorías parlamentarias. La presidenta de facto Jeaninne Añez, felicitó a la formula ganadora y les pidió «gobernar pensando en Bolivia y en la democracia»
En su discurso Arce recalcó que se ha «recuperado la democracia y la esperanza. Nuestro compromiso es gobernar para todos los bolivianos, un gobierno de unidad nacional, aprendiendo y superando nuestros errores como Movimiento al Socialismo. Agradecemos al pueblo boliviano, hoy ha sido ‘para el pueblo lo que es del pueblo’».
El nuevo presidente boliviano es un economista, contador y catedrático de 57 años, que fuera ministro de Economía y Finanzas Públicas bajo los gobiernos de Evo Morales. Detrás suyo aparece Carlos Mesa con 31%, según datos publicados por la empresa Ciesmori.
Más de 7 millones de bolivianos eligieron presidente y congresistas, tras el golpe de estado de 2019. La elección no estuvo exenta de polémica, ya que el tribunal electoral suspendió el conteo rápido de votos y los resultados oficiales proclamarán al ganador recién el miércoles. Los comicios llegaron tras el anuncio posterior al golpe, de que habría una convocatoria a elecciones en 90 días y luego de tres suspensiones posteriores
En las primeras 5 horas, se habían escrutado solamente 2.71% de los votos y las empresas seguían sin publicar datos de bocas de urna, lo que «genera suspicacias» según el expresidente paraguayo y veedor de la Copppal, Fernando Lugo, quien aseguró que la OEA quedó en un segundo plano en esta elección.
El vocero del MAS, Sebastian Michel, había denunciado «una amenaza a los medios» para que oculten los resultados, buscando «generar violencia y un escenario de intervención militar». En esa línea el expresidente boliviano Evo Morales, denunció en su cuenta de twitter que resulta «muy extraño y preocupante que, a casi una hora del tiempo permitido para la publicación de los datos de los resultados en boca de urna, las empresas no lo hagan. ¿Por qué el retraso? ¿Qué se quiere esconder?».
En la previa, expresidentes y dirigentes políticos de América Latina hicieron un llamado a la comunidad internacional a estar pendientes del proceso electoral y cuestionaron en una carta la injerencia de la Organización de Estados Americanos.
En 2019 la OEA había denunciado a existencia de un “cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de la votación» que favorecía a Morales, lo que derivó en el golpe. La carta recuerda que expertos y académicos estadounidenses, identificaron no tuvo nada de irregular y que se debió al ingreso tardío de votos de zonas geográficas favorables al MAS.
También cuestionaron duramente a Luis Almagro por no investigar lo ocurrido y por nombrar como Jefe de Misión de Observación Electoral a la misma persona que la encabezó en 2019. Además señalan que el Secretario General de la OEA no condenó «los atropellos a los derechos civiles y políticos» y que en lugar de «llamar a elecciones pacíficas y rechazar la creciente y preocupante violencia preelectoral» decidió «dar relieve a las palabras del Ministerio del Interior de Bolivia sobre la posibilidad de “un nuevo fraude” del MAS».
Por otra parte, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, denunció que legisladores de su país «fueron maltratados al llegar a La Paz» y aseguró que «es directa responsabilidad del gobierno de facto de Añez preservar la integridad de la delegación». El diputado nacional argentino y veedor electoral, Federico Fagioli, fue retenido ilegalmente por efectivos policiales bolivianos.