En la Unidad Nº 14 (Colonia) tuvo lugar una clase virtual a cargo de docentes de Educación Secundaria en la que personas privadas de libertad, que cursan bachillerato, leyeron fragmentos de la novela.
“A raíz de que en el espacio educativo se había pintado una imagen de “El Principito” con una frase, decidieron trabajar en un proceso transversal, en varias materias, con la novela”, explicó Natalia Yauzá, subdirectora técnica del establecimiento de Piedra de los Indios. La propuesta tiene como objetivo abordar la temática de la novela desde la historia, la biología y la química, por ejemplo, además de la literatura y el teatro. La actividad virtual también tuvo como uno de sus ejes la conmemoración del Día Nacional del Libro.
“A partir de que dijeron que todos los exámenes iban a ser en base a “El Principito” agarré el único libro que conseguí, que estaba en braile y lo leí”, señaló Flavia, mujer privada de libertad que se desempeña como referente educativo par. Flavia, como tantos otros privados de libertad en distintas Unidades, cumple el rol de referente par y acompaña a otras mujeres privadas de libertad de forma individual o grupal en los procesos de aprendizaje fuera del espacio de clase.
“Tiene muchas cosas en común con nosotros (la historia de “El Principito”), viaja mucho y nuestras mentes viajan mucho. Nosotros acá nos estamos reeducando, como puede ser paralelo a lo que hace el zorro. Los primeros dos meses (de privación de libertad) estuve tirada en una cama y lo que me sacó a mi fue educativo. Ahora sí, ya trabajo y estudio”, dijo Flavia.
A raíz de la pandemia las clases presenciales fueron sustituidas por la virtualidad, ya que los docentes no pueden ingresar aún a los establecimientos. En este contexto los roles de los subdirectores técnicos y los operadores penitenciarios han sido fundamentales para garantizar la continuidad de los procesos. “Todo lo que es educativo, todo lo que es cultural, nunca está de más, no ocupa lugar, al contrario: nos habilita, nos abre la cabeza y yo estoy muy orgullosa del proceso que se está haciendo. Agradezco profundamente a estas docentes que se pusieron la camiseta y se sacaron este proyecto adelante”, concluyó Yauzá.
La virtualidad y la enseñanza en contexto de encierro
Ante la situación sanitaria, las Subdirecciones Técnicas de las Unidades, los equipos de Educación, el Programa de Educación y Cultura del Instituto Nacional de Rehabilitación y las distintas instituciones que trabajan en contexto de encierro generaron estrategias alternativas a la presencialidad con el objetivo de facilitar el acceso a la educación de las personas privadas de libertad.
En todos los establecimientos los operadores penitenciarios son el nexo entre los docentes de los distintos niveles educativos y los estudiantes y los equipos de educación, integrados por funcionarios penitenciarios, quienes coordinan con los docentes y referentes de las distintas instituciones educativas que trabajan en cárceles para facilitar los materiales y los contenidos de cada curso.
Los operadores penitenciarios son quienes distribuyen las tareas y el material para las distintas actividades entre los internos. Luego de finalizada la clase, lo recogen para enviárselo a los docentes para que los corrijan. También cuentan con los referentes estudiantiles pares que son personas privadas de libertad que colaboran incentivando a sus pares a cumplir con las distintas tareas.
En establecimientos donde hay conectividad y equipamiento, a esta modalidad se agregan las clases por Zoom.
En todo el país hay 3.926 personas privadas de libertad inscriptas en Educación Secundaria y se dictan 2.353 horas de clases semanales en todo el país. En la Unidad N.º 14 (Colonia) son 89 personas las que cursan ciclo básico y 30 las que se encuentran cursando bachillerato.