La vitamina D lleva años siendo una fuente de interés debido a sus beneficios para el sistema inmunológico de nuestro cuerpo y su importancia para la salud de nuestros huesos.
Pero desde la pandemia de covid-19 también se ha convertido en un elemento de controversia dada la propagación de contenidos en internet que la mencionan como un factor clave para la lucha de nuestro organismo contra la enfermedad.
Aunque hay que decir que el papel de la vitamina D en el combate contra el coronavirus aún está siendo investigado por los científicos y no hay consenso, sí es notorio que el considerable aumento de personas que carecen de los niveles adecuados de esta vitamina en los últimos años surge justo después del período en el que estuvimos forzados a confinarnos en nuestras casas por la pandemia.
De ahí que, desde entonces, se hayan disparado las ventas de suplementos de la llamada «vitamina del sol» en muchas partes del mundo.
Sin embargo, muchos expertos advierten que su ingesta en exceso puede ser contraproducente.
Décadas más tarde, con nuevas investigaciones y el detalle de su estructura molecular, se determinó que se trataba de una hormona.
Entre sus propiedades se ha demostrado que regula la cantidad de calcio y fósforo del organismo, y estos son esenciales para el crecimiento y mantenimiento de huesos, dientes y músculos. En otras palabras, la vitamina D es muy importante para la salud ósea y muscular.
También sabemos que se puede obtener de tres maneras: a través de la producción propia de nuestro cuerpo gracias a la exposición al sol, a través de alimentos (en especial pescado azul o graso) y mediante suplementos.
Con cualquiera de estas tres fuentes se podrá alcanzar el nivel adecuado de vitamina D que necesita el organismo, aunque hay que tomar en cuenta muchas variables para saber si lo estamos haciendo de forma correcta.
Una persona de piel clara no reacciona igual a una persona con piel más oscura y el impacto de los rayos del sol no es igual en el Ecuador que en las zonas templadas.
También «falta educación nutricional para entender que los alimentos difícilmente serán suficientes para suplir la necesidad», explicó a BBC News Brasil la nutricionista Marcela Mendes.
«Los principales alimentos con vitamina D son el salmón salvaje, las setas y el pescado azul. ¿Cuál es la aplicación real de esto en nuestra población? La ingesta (de estos alimentos) tendría que ser diaria para que realmente tuviéramos una fuente«, afirmó Mendes, doctora en Ciencias de la Nutrición por la Universidad de Surrey (Inglaterra) y miembro del grupo de investigación sobre la vitamina D de la Universities Global Partnership Network (UGPN).
Datos mundiales recogidos en un artículo en la revista Nature muestran que el porcentaje de deficiencia de vitamina D en la población en Estados Unidos alcanza el 24%, mientras que en Canadá llega hasta el 37% y en Europa al 40%.
Se cree que el porcentaje en América Latina es considerablemente más bajo dada la constante exposición al sol que suele haber la mayor parte del año en la región, pero no por eso está completamente exenta del problema.
En uno de los pocos estudios realizados sobre el tema en noviembre de 2022 en Brasil para el Journal of the Endocrine Society de la Universidad de Oxford, la endocrinologista Marise Lazaretti-Castro encontró deficiencia de vitamina D en el 12,1% de las personas en Salvador, el 20,5% en São Paulo y el 12,7% en Curitiba.
Una de las causas, mencionan, se debe al estilo de vida actual que hace que se disminuya la exposición al sol, ya que nos quedamos más tiempo en casa y usamos protección solar.
Para contrarrestar esta tendencia se recomiendan el consumo de suplementos, pero no en todos los casos y siempre con moderación.
Informe BBC.