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Luis Arce asumió la presidencia de Bolivia

En una ceremonia realizada en la Asamblea Legislativa de la ciudad de La Paz, el mandatario electo asumió este domingo la presidencia boliviana, cargo que ocupará por los próximos cinco años.

La ex mandataria de facto Jeanine Áñez no participó en la ceremonia y se fue a su departamento natal, Beni, desde donde se defenderá de las acusaciones judiciales que habrá en su contra.

Su compañero de fórmula, el vicepresidente, David Choquehuanca, fue quien le tomó el juramento a Arce, quien, visiblemente emocionado, lloró al cantar el himno boliviano luego de su investidura oficial.

Además, según informó el diario paceño La Razón, durante el evento se realizó un minuto de silencio en homenaje a los muertos durante la feroz represión perpetrada por las fuerzas de seguridad en las localidades de Sacaba, en la provincia

e Cochabamba, y de Senkata, una zona de la ciudad de El Alto, tras la forzada renuncia de Evo Morales en noviembre de 2019. En dichos episodios cerca de 40 personas fueron asesinadas.

En el discurso que pronunció durante su asunción, Arce –quien en las elecciones realizadas el 18 de octubre se impuso con 55,1% de los votos– planteó al retorno del “modelo económico, social, comunitario y productivo” para asegurar el crecimiento y la estabilidad del país. “Tenemos grandes proyectos que vamos a poner en marcha gradualmente en los próximos meses, cumpliendo así nuestro compromiso de campaña con el pueblo, porque día que pasa sin tomar acción, día que se complica la situación de Bolivia”, dijo el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS). Además, planteó la necesidad urgente de recomponer la institucionalidad del país y de hacer justicia para quienes pudieran haber sido afectados por las políticas represivas.

Sin embargo, dijo que no concibe la venganza como fin. “Creo en la justicia, no en fomentar un ambiente de resentimiento y de venganza, que no respete la diversidad de pensamiento, en donde ser de otro partido o color político te hace ser objeto de odio”.

En otra parte de su alocución Arce fue duro con su predecesora, Jeanine Áñez, quien no se hizo presente en el evento, ya que desde el sábado se encuentra en su ciudad natal Trinidad, capital del departamento de Beni, situado en el centro-norte del país.

Sin mencionarla, el mandatario dijo que en noviembre del año pasado se produjo un “golpe de Estado”. “A partir del 10 de noviembre de 2019, después de 21 días en que se escamoteó la voluntad popular expresada en las urnas y que dieron un ganador, Bolivia fue escenario de una guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más humildes”, afirmó Arce, quien además culpó al gobierno de Áñez de causar, a partir de entonces, una triple crisis, en un “año fatídico por el golpe y la pandemia”.

Señaló que la crisis política la “generó un gobierno que no salió de las urnas ni del respeto de los reglamentos de la Asamblea Legislativa, ni mucho menos de su apegó a la Constitución”.

Sobre la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia, aseguró que “el gobierno de facto no pudo ofrecer ninguna respuesta integral adecuada”. Y con relación a la crisis económica, dijo que esta fue “derivada de la incapacidad de un gobierno para generar un crecimiento económico con justicia social”.

Las delegaciones extranjeras en la ceremonia no fueron numerosas debido a la pandemia de coronavirus, sin embargo, varias figuras políticas se hicieron presentes en La Paz para saludar al nuevo mandatario. Entre otros estuvieron los presidentes Alberto Fernández (Argentina), Iván Duque (Colombia), Mario Abdo Benítez (Paraguay), así como también el rey de España, Felipe VI, el vicepresidente segundo del gobierno español, Pablo Iglesias, y los cancilleres de Venezuela, Jorge Arreaza, y de Irán, Mohammad Yavad Zarif.

Como se mencionó antes, la mandataria saliente, Áñez, no participó en el acto realizado este domingo en La Paz, ya que ante el pedido de la Asamblea Legislativa para que se inicie un proceso en su contra por las “masacres” de Sacaba y Senkata, ya había adelantado que afrontaría su defensa desde su tierra. “He vuelto a Beni, a mi hogar, los que hoy me están acosando, tendrán tiempo. Aquí me quedo, a seguir aportando desde el lugar que me toque, tengo causas, defenderé los bonos y la democracia”, escribió el sábado la dirigente derechista en su cuenta de Twitter.

Foto de portada: Freddy Zarco, ABI, AFP

Luis Arce, nuevo presidente de Bolivia, luego de tomar posesión en la Asamblea Legislativa Plurinacional, este domingo, en La Paz.

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Luis Arce del MAS se convirtió en el primer mandatario de Bolivia.

El nuevo presidente boliviano es un economista, contador y catedrático de 57 años, que fuera ministro de Economía y Finanzas Públicas bajo los gobiernos de Evo Morales

Luis Arce es el nuevo presidente de Bolivia, tras triunfar en primera vuelta y por más de 20 puntos sobre el derechista Carlos Mesa. Según datos de boca de urna publicados, el MAS alcanza el 52,4% y obtiene mayorías parlamentarias. La presidenta de facto Jeaninne Añez, felicitó a la formula ganadora y les pidió «gobernar pensando en Bolivia y en la democracia»

En su discurso Arce recalcó que se ha «recuperado la democracia y la esperanza. Nuestro compromiso es gobernar para todos los bolivianos, un gobierno de unidad nacional, aprendiendo y superando nuestros errores como Movimiento al Socialismo. Agradecemos al pueblo boliviano, hoy ha sido ‘para el pueblo lo que es del pueblo’».

El nuevo presidente boliviano es un economista, contador y catedrático de 57 años, que fuera ministro de Economía y Finanzas Públicas bajo los gobiernos de Evo Morales. Detrás suyo aparece Carlos Mesa con 31%, según datos publicados por la empresa Ciesmori.

Más de 7 millones de bolivianos eligieron presidente y congresistas, tras el golpe de estado de 2019. La elección no estuvo exenta de polémica, ya que el tribunal electoral suspendió el conteo rápido de votos y los resultados oficiales proclamarán al ganador recién el miércoles. Los comicios llegaron tras el anuncio posterior al golpe, de que habría una convocatoria a elecciones en 90 días y luego de tres suspensiones posteriores

En las primeras 5 horas, se habían escrutado solamente 2.71% de los votos y las empresas seguían sin publicar datos de bocas de urna, lo que «genera suspicacias» según el expresidente paraguayo y veedor de la Copppal, Fernando Lugo, quien aseguró que la OEA quedó en un segundo plano en esta elección.

El vocero del MAS, Sebastian Michel, había denunciado «una amenaza a los medios» para que oculten los resultados, buscando «generar violencia y un escenario de intervención militar». En esa línea el expresidente boliviano Evo Morales, denunció en su cuenta de twitter que resulta «muy extraño y preocupante que, a casi una hora del tiempo permitido para la publicación de los datos de los resultados en boca de urna, las empresas no lo hagan. ¿Por qué el retraso? ¿Qué se quiere esconder?».

En la previa, expresidentes y dirigentes políticos de América Latina hicieron un llamado a la comunidad internacional a estar pendientes del proceso electoral y cuestionaron en una carta la injerencia de la Organización de Estados Americanos.

En 2019 la OEA había denunciado a existencia de un “cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de la votación» que favorecía a Morales, lo que derivó en el golpe. La carta recuerda que expertos y académicos estadounidenses, identificaron no tuvo nada de irregular y que se debió al ingreso tardío de votos de zonas geográficas favorables al MAS.

También cuestionaron duramente a Luis Almagro por no investigar lo ocurrido y por nombrar como Jefe de Misión de Observación Electoral a la misma persona que la encabezó en 2019. Además señalan que el Secretario General de la OEA no condenó «los atropellos a los derechos civiles y políticos» y que en lugar de «llamar a elecciones pacíficas y rechazar la creciente y preocupante violencia preelectoral» decidió «dar relieve a las palabras del Ministerio del Interior de Bolivia sobre la posibilidad de “un nuevo fraude” del MAS».

Por otra parte, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, denunció que legisladores de su país «fueron maltratados al llegar a La Paz» y aseguró que «es directa responsabilidad del gobierno de facto de Añez preservar la integridad de la delegación». El diputado nacional argentino y veedor electoral, Federico Fagioli, fue retenido ilegalmente por efectivos policiales bolivianos.