“Tienes que encontrar qué es lo que amas. Y esa premisa será igual de honesta tanto para tu trabajo como para tus amantes…» de Steve Jobs:
Él, fue uno de los más importantes predicadores de esta frase. En su discurso de graduación en la Universidad de Stanford en el año 2005, él habló sobre la creación de Apple y compartió la siguiente reflexión:
“Tienes que encontrar qué es lo que amas. Y esa premisa será igual de honesta tanto para tu trabajo como para tus amantes. Tu trabajo va a ocupar una gran parte de tu vida. La única forma de estar realmente satisfecho y realizado es haciendo cosas importantes, y la manera de lograrlo es amando lo que haces”. En ésta declaración, Jobs se dirige directamente a la audiencia en reiteradas oportunidades. Este enfoque en el individuo no es sorprendente viniendo de él, quien cultivó una imagen muy específica de sí mismo como trabajador: inspirado, informal, apasionado y todo lo que se acercara al concepto “ideal”. Él logró compenetrar su propio crecimiento como trabajador con el de la compañía, de tal forma que su cuello de tortuga negro y jeans se convirtieron en una imagen para todo Apple y los empleados que la mantienen Pero al presentar a Apple como el fruto de su amor propio, Jobs pasó por alto la labor de miles y miles de funcionarios de la empresa, escondidos de la luz pública al otro lado del planeta y cuyo trabajo le permitió a él tener su apreciado amor.
“Haz lo que amas” nos impulsa a reflexionar sobre lo que más nos gusta hacer para luego convertirlo en algo que nos permita ganar un sueldo ¿Por qué nuestro placer tiene que ser con fines de lucro? ¿Hacia quién va dirigido todo esto? Éste es un apretón de manos secreto entre los privilegiados y supone una visión del mundo que disfraza su elitismo como un noble crecimiento personal. De acuerdo a esta forma de pensar, el empleo no es algo que se hace para recibir una recompensa, sino que es un acto de amor. Si por alguna razón la persona no está siendo suficientemente compensada, es de suponer que se debe a que la pasión y determinación del individuo son insuficientes. El verdadero logro es hacer que los trabajadores crean que su trabajo sirve para alimentar su propio desarrollo personal y no el del mercado. Los aforismos suelen tener numerosos orígenes y reencarnaciones, pero no hay consenso sobre la naturaleza de éste. Oxford Reference vincula a la frase y sus variantes a Martina Navratilova y François Rabelais, entre otros. Por otro lado, Internet la atribuye a Confucio, ubicándola en un brumoso pasado. Oprah Winfrey y otros vendedores de optimismo han incluido la idea en sus repertorios durante décadas. Incluso el mundo de las finanzas la ha integrado como: “Si amas lo que haces, no es trabajo”, tal como lo dijo el co- Gerente General de la firma de capital privado Carlyle Group, David M. Rubenstein, en CNBC.