«La indiferencia que corroe el alma…»

Ángel Quintana

«Y la indolencia termina por avasallar la voluntad». Ver toda la columna de Ángel Quintana.

La Razón comparte un nuevo espacio de opinión: «La indiferencia que corroe el alma…»

El agotamiento me atosiga de forma continua y mortal… estoy cansado, agobiado, derrotado y con el alma vacía.

Veo, aun en los sueños inquietos de una noche interminable  fantasmas que sobrevuelan mi eterno insomnio, ese paradigma de mis desvelos por el prójimo, y un idealismo que no remite ante el escenario  cotidiano del entorno desaliñado de una urbanidad que es carcomida por la desidia, la ignorancia, la maldad y la envidia personas que se «acostumbraron» a sembrar sus miserias, a  profanar constantemente los intentos de aquellos que aspiran<todavía< a un mundo en calma.

me asusta la indiferencia que me gana y atosiga mi integridad, mis anhelos mundanos, mi acopio de voluntad en subsanar  la decrepitud de escenas que me hieren profundamente… como la basura pérfidamente volcada a metros de los contenedores, en los espacios que comunmente son esparcimiento  de los niños, y habitáculos de animales abandonados obligados a ingerir la carroña humana. 

Yo no puedo, no me permito la licencia que me dan  mis derechos constitucionales increpar al vecino por sus tropelías, sus desaciertos ambientales, sus malos ejemplos a sus hijos, ya que  mi vida se transformaría en un infierno, con atosigamientos permanentes, y mi estabilidad emocional en franco deterioro, debo preservar mi salud y de mis seres queridos, y me lo repito… tragar mi frustración, mi fracaso, y ser espectador privilegiado de mo mi visual en el entorno barrial se transfigura y  esos excesos  se vuelven «normales».

No me permito fustigar al gobernante de turno por su inoperancia, su falta de decisión y de clarividencia a la luz  de un panorama que se torna cada vez más lúgubre. Tampoco me animo a sostayar la falta de  creatividad y de voluntad ante el deterioro manifiesto.

No quiero plantear,a quien corresponda, aquellos representantes de nuestro pueblo, qué  utilidades o enseñanzas han  cosechado  en los muchos colóquios, simpósios, congresos que han sido partícipes en el extranjero, y que se podrían aplicar en esta yerma tierra, vírgen de logros novísimos que nosotros  no estamos capacitados para diseñar por nuestra propia inteligencia.

He de reiterar porfiadamente que el escenario que me rodea es de una letanía,de un quietismo pérfido, que creo que no ha sufrido transformación alguna en muchas décadas, sí se ha degradado y la erosión es tan profunda que lo útil ya no existe como para intentar una timida transformación.

Pero… seguiré en mis convicciones ya que ello es el bálsamo que sostiene mi eterna esperanza, que al fin y al cabo nutre el incomprensible afán de la supervivencia.

Desde que el hombre existe sobre la tierra, quien sabe de donde vino, si de una larva, una bacteria o del espacio exterior, ha dejado su indeleble sello de destrucción, de despojos, de osamentas y asentamientos que luego nos hemos encargado de desenterrar acicateados por nuestra natural curiosidad por lo ancestral, para saber de sus costumbres, sus horrendas profanaciones y ofrendas a sus dioses, dejando de lado nuestros modernos atributos de como se destruye  sistemáticamente  lo logrado.

Esa es nuestra misión¡¡

ANGEL QUINTANA

Foto de portada: Álex Rovira.

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