No es la primera vez que en plena pandemia se utiliza la tecnología para tratar de amortiguar los efectos del coronavirus. De todos es sabido que los móviles y sus datos de geolocalización han sido un arma muy eficaz en Corea del Sur y China para frenar la propagación del virus, pero es que además en diversas partes del mundo se ha hecho un inteligente uso de los drones, tanto para advertir a las personas de que se estaban saltando el confinamiento, caso de algunas ciudades asiáticas, como para desinfectar algunas instalaciones, caso de España.
Desde hace unos días, Spot, el perro robot diseñado por Boston Dynamics, los responsables de algunos de los ingenios robóticos más sorprendentes de los últimos años -sus unidades corren, saltan y logran mantener el equilibrio en casi cualquier circunstancia y han llegado a inspirar un terrorífico episodio de ‘Black Mirror’-, patrulla Mo Kio, uno de los parques que alberga la ciudad de Bishan-Ang, en Singapur. ¿Su objetivo? Recordar a los viandantes, a través de un sistema de megafonía, que la Covid-19 no es una broma y que deben mantener la distancia de dos metros de seguridad para evitar nuevos contagios.
Spot está equipado con cámaras, gracias a las cuales es capaz de esquivar obstáculos y guiarse. Sin embargo, no es tan inteligente como sus gráciles movimientos parecen indicar. Sus objetivos y lentes, en realidad, no registran nada, evitando así los problemas de privacidad que una propuesta así podría acarrea, y lo que sí hacen es estimar el número de visitantes que hay en el parque y su posición.
Este programa piloto estará en marcha hasta el 22 de mayo. Durante todos estos días, empleados del Departamento de Parques Nacionales de Singapur, vigilarán el comportamiento de este fiel amigo robótico con el fin, entre otras cosas, de evitar que sea robado o sea objeto de actos vandálicos. Los funcionarios, que han colocado carteles por el recinto advirtiendo de su presencia, también se encargarán de reemplazar sus baterías, que apenas duran noventa minutos.
El Comercio ES