«La fuerza se te escapa por los intrincados designios de la voluntad, la abnegación y la total preocupación del actual estado de crisis que soporta la humanidad, fundamentalmente del viejo mundo…» Ver columna:
La Razón comparte una nueva columna de opinión sobre «El desinterés social»:
La América Latina, en su constitución milenaria, inmersa en sucesivas laceraciones por la que ha transitado, y por la que hoy sucumbe y padece, pese al rico ropaje de una exultante naturaleza, pródiga y esclavizada, trata de sobrevivir luego de muchas resurrecciones.
La venganza de existir es el prólogo de la agonía, que, con su afán de proseguir por los senderos de la autenticidad y la identidad ya profanada, se retuerce en un mar de incertidumbres.
No somos los inventores de las crisis, de las devaluaciones, de la pobreza, la desigualdad de clases, la esclavitud del dólar, la escasez de trabajo, somos contestes y bien mandados de los intereses de poderes que ansían que esta suerte de agónica letanía no cese, y que el tablero mundial siga con las piezas replegadas de un mundo de tercera que nunca resolverá el juego y culminará con las mismas desperdigadas y sin valor.
Las reglas arbitrarias que formamos o que nos «piden» que dibujemos, son el cruel resabio de una consistente pobreza, tanto material como espiritual, y nos despojamos de nuestra piel ya que la esencia de la vida nos la robaron miles de años atrás. Ya sin identidad, sin autoridad el desinterés cunde y nos acostumbramos a solo subsistir, y es por eso que el peligro más agudo que soportamos es el de ACOSTUMBRARNOS A PASAR MAL, y es ahí donde radica el problema, con la diseminación cada vez más firme de grupos marginales, donde conviven seres con esa costumbre, y ya no habrá gobierno que pueda erradicar ese sinsabor de una sociedad que se estanca y no tendrá esperanza ni futuro.
ANGEL QUINTANA
