El regreso de la columna semanal de Ángel Quintana en La Razón Uy acerca de un tema muy importante para la zona.
Es redundante citar los endémicos problemas medioambientales que soporta la población y su entorno, desde páramos urbanos abandonados, basurales arraigados y sin que se les dispense un destino adecuado, aguas servidas… etc.
Ha existido y aún perdura la «idea», utópica, quijotesca o hasta ridícula para muchos, entre ellos los gobiernos de turno en el represamiento del cauce del Arroyo Colla en el enclave conocido como «Laguna de los Cuervos». Primeramente me referiré al lugar físico de ese emprendimiento soñado, que, por su estructura y configuración geológica reúne perfectamente las condiciones como para edificar una represa, con un índice perfectible de éxito tanto técnico como de utilidad real, e incluso de costos, evitando una mayor estructura y volúmen en su construcción, por lo que ahorrará ingentes esfuerzos logísticos como erogación arquitectónica, estudios ambientales y otros.
Como incidencia directa para la población es la elevación de la calidad de vida de los mismos, como que esta estructura regulará las cada vez mas frecuentes y virulentas crecidas del arroyo debido al cambio climático mitigando en gran medida los anegamientos de los barrios bajos, mermando a su vez la erosión de sus márgenes que lo lleva a enquistarse profusamente de islas aluviales que entorpecen el normal discurrir de su cauce.
Otro aspecto a destacar de concretarse esta obra sería el acopio infinito de agua potable gestionada por OSE, dejando de bombear el liquido elemento desde la «Laguna del Bote», con una vida cada vez mas incierta y con una confiabilidad de su pureza muy cuestionada, que, con el advenimiento ya como una realidad del saneamiento de Nueva Helvecia se hace impostergable otro origen de abastecimiento, teniendo en cuenta que los vertidos de las aguas de ese sistema tendrán como destino esa laguna.
Otra incidencia positiva de esta obra contaría con la generación de energía eléctrica la cual abastecería a esta ciudad con los beneficios que ello conlleva, y la creación de mano de obra tan necesaria con la creación de una granja ictícola en su embalse. Todo este «proyecto» aun a estudio de las autoridades gubernamentales, decisiones políticas dubitativas y con una carga de indiferencia tangible, deberá contener un impulso importante a nivel popular y una responsabilidad creíble en cuanto a su utilidad e incidencia ecológica del entorno.
Muchos años y gobiernos han transitado y aun no se visualiza un esfuerzo para dispensar un interés que pueda impulsar este «sueño», que, con el devenir de los años se agravarán las consecuencias que he reseñado y que aun el cambio del clima no ha asentado su destructivo accionar con toda su fuerza.
NUESTRO ENTORNO… NUESTRO HOGAR… NECESITA DE UN MANTENIMIENTO URGENTE, Y VEMOS COMO SE VA DEGRADANDO A PASOS AGITADOS Y RÁPIDOS, AYUDADOS POR NUESTRA INDIFERENCIA Y DESIDIA.
ANGEL QUINTANA