Escribe Mariana Lecuna Giacosa. «Si tienes esta planta en tu jardín, tienes vida sana», ver artículo completo:
La lavanda, el pequeño arbusto que es un tesoro.
Nacida en el Mediterráneo, el sur de África y la India, la lavanda es de las plantas que, con sólo verlas en flor, nos pone en armonía. Utilizada
para purificar ambientes, sacándole la mala energía, a través del humo de saumerios y por el uso de aceite aromático, sus violáceas flores,
con su delicado aroma, logran un efecto positivo casi inigualable.
Es de los arbustos destacados, que integran la lista de preferidos, a la hora de crear fragancias, en Francia. Además ha logrado un lugar de
élite en las cocinas de reconocidos restaurantes a nivel mundial.
Si ésto no nos alcanza para admirar esta maravillosa planta, pondremos sobre la mesa los beneficios que sumará a nuestra vida. Primero
aprenderemos a secar sus ramas (método hablado en el artículo sobre cómo conservar las hierbas) y luego haremos agua de lavanda, la
que podremos utilizar de diferentes maneras.
Comencemos con el secado de las ramas:
Cortar las flores con todo el tallo y hojas, aproximadamente en un tallo debe haber un 30% de flores abiertas, un 30% del tallo tendrá flores
entreabiertas, otro 30% tendrá flores totalmente cerradas y, el otro 10% del tallo, solamente tendrá hojas.
Ésto de cortar los tallos estando en ese momento del ciclo de la floración para secarlos, es ideal para aprovechar el tiempo de podas y tener
brotes más fuertes. Luego de tener todos los tallos, lo que haremos será dividirlos en atados, de 5 a 7 cm. de gruesor, podría ser más pero corremos riesgo de
que los que queden en el centro absorban humedad, por lo que es preferible hacerlos más finos. Dejarlos, preferentemente, al aire libre,
donde haya sombra, teniendo cuidado de que no se mojen los días de lluvias. En unas semanas estarán secos, el tiempo dependerá del
clima.
Al secar es aconsejable guardar en bollón de vidrio, bien cerrado. Al tener las ramas secas, agarraremos tres por litro de agua. Al hervir el agua, apagaremos el fuego y colocaremos, en la misma, las ramas de lavanda (trozadas en un largo aproximado de 4 cm.). Dejar reposar hasta llegar a la temperatura ambiente y, por último, colar. Guardar en
jarra, botella o bollón, de vidrio, y cerrar.
Usos y beneficios del agua de lavanda:
En infusión:
- Ponerle a nuestro té o taza de leche, una cucharadita de la preparación, actuará como relajante, lo que nos ayudará a conciliar el sueño.
También relajará tensiones musculares, en caso de dolencias. Además de actuar como relajante nervioso esos días de exámenes, trabajo
bajo presión y de toda situación causante de estrés. - Alivia dolencias estomacales. Tomar un té con agua de lavanda, después de las comidas, actúa como digestivo.
- Consumir una cucharadita de agua de lavanda puede disminuir la migraña y lograr eliminar un suave dolor de cabeza.
- Tomar una cucharadita antes de situaciones que pueden afectar el sistema nervioso, como podría ser contarle a alguien sobre la pérdida
de un familiar, puede ayudar a evitar ataques de asma en personas que los padecen.
Como enjuague bucal: En este caso se utiliza el agua de lavanda, al igual que para la migraña, sin ningún agregado extra. La diferencia es que utilizaremos mayor
cantidad (una taza) y no la consumiremos. Simplemente haremos buches, logrando que el agua llegue a todos los puntos de la boca y,
además, limpie la garganta. Luego, la escupiremos.
No sólo va a eliminar el mal aliento sino que, también, nos ayudará a mantener las encías sanas y a curar pequeñas heridas y llagas, en la
boca y la garganta.
Tengamos en cuenta que este enjuague no reemplaza al que podamos usar en la vida cotidiana, lo podemos intercalar usándolo 2 veces por
semana y los otros días seguir con el que usamos frecuentemente. No queremos usarlo diariamente y que el organismo lo adopte como
propio, lo que podría restarle efecto.
Rociador: Los usos y beneficios, de utilizarla de esta manera, son muy variados.
Comencemos con los referidos a nuestro cuerpo:Aplicarla sobre la piel, antes de bañarnos, actuará como exfoliante natural, limpiándola y tonificándola.Aplicándola después de bañarnos, no sólo nos dejará un exquisito perfume en la piel, nos dará suavidad y frescura. Y contribuirá a tener
una piel más sana, la lavanda contiene propiedades que benefician la cicatrización y, si bien el máximo efecto se logra con el uso de aceite,
con el agua de rosas podremos eliminar pequeñas heridas como las de un grano.Rociar, sobre la picadura de un mosquito, puede evitar una futura inflamación de la misma. Un método natural, que es aliado de quienes
tienen piel sensible como de los bebés.Si la utilizamos en nuestro cabello es un excelente repelente de piojos. En el caso de que éstos ya estén viviendo en nuestra cabeza,
debemos mojar el pelo y dejar que el agua actúe por 20 minutos. Luego pasar el peine y enjuagar, poner crema como de costumbre, secarlo
bien, para rociarlo. En este caso, antes de guardar, no nos olvidemos de limpiar el peine, con mucho cuidado.
Ahora iremos con los usos referidos al hogar:Uno de los usos más conocidos es el de perfumador. En este caso se le puede agregar un poco de alcohol etílico para que a las
propiedades antibacterianas de la lavanda, se les sumen las de dicho producto. Recordemos agitar bien el pulverizador cada vez que se va a
rociar con él. Si rociamos las maderas, actuará como repelente de polillas. Además, si ya están instaladas en nuestro hogar, nos ayudará a alejarlas. No
abusemos de la cantidad que usamos por vez, recordemos que para eso usamos en modo rociador. Si humedecemos mucho las maderas
las podemos hechar a perder.
Tips a tener en cuenta, así como en un saumerio, el humo, purifica el hogar alejando las malas vibras; el vapor limpia de impurezas elambiente y nos ayuda a limpiar la zona respiratoria del organismo. Tenemos muy buenas razones para sumar la lavanda a nuestras plantas preferidas y comenzar a utilizarla con más frecuencia. Siempre teniendo en cuenta que, ante una dolencia física u otra razón de salud, debemos consultar al médico.