En las últimas horas, los trabajadores de Fabricas Nacionales de Cerveza (FNC) arribaron a un largamente discutido acuerdo con el sector patronal. Gracias a dicha negociación, se evitó la concreción de los casi cien despidos que la firma tenía previstos, y se garantizó que no los habrá hasta diciembre de 2023, salvo en casos de mala conducta.
«Recibimos hace cuatro meses una propuesta de discusión de reestructura que era muy dura», dijo el dirigente sindical Richard Read en declaraciones al programa Para empezar el día, de Radio Monte Carlo. Dicha propuesta incluía casi cien despidos, disminución de la jornada laboral y la pérdida de beneficios adquiridos.
«Nos sentamos a negociar, pero dejamos claro que con algo así no se iba a acordar. Encontramos una empresa que avino a discutir, y tenía claros los costos y beneficios. Discutimos 4 meses con mucha argumentación, no solo para ahora sino para el futuro del mercado», refirió.
«Llegamos a una síntesis donde los despidos quedaron en cero, pero sí habilitamos a los mayores de 60 años a que se retiren con una compensación de doce sueldos nominales», dijo, detallando que «los salarios son todos arriba de cien mil mangos (. . . )hay compañeros que s retiran con sueldos de 325.000 o 285.000». En virtud de ese acuerdo, en febrero se retirarán 14 trabajadores veteranos.
«Seguimos negociando y concluimos que ese resultado final era aceptable», explicó el sindicalista, subrayando que el acuerdo también incluye «una mejora de productividad».
«Esto queda por tres años, para que la gente labure sin el corazón en la boca. Es un alivio enorme para el trabajador de cervecerías, somos unos 900. Ahor lo que nos queda es ponernos a laburar, mejorar la productividad y el año que viene negociar los salarios», expresó.
Para Read, la mejora de la productividad es un tema para incluir forzosamente en las negociaciones, y sobre el que algunos -a ambos lados del mostrador- tienen una idea equivocada.
«No implica más trabajo, no es façón ni a destajo, es con los mismos insumos y el mismo costo de mano de obra, mejorar el resultado final. Eso le va a dar más ganancia a las empresas y ahí es donde tenemos que morder nosotros», describió.
«No es negocio sindicato abierto con fábricas cerradas. El mundo de hoy exige que todos pongamos sobre la mesa la discusión de cómo mantener los puestos de trabajo». En ese sentido, Read reconoció que el sindicalismo históricamente rechazó esta discusión. «Yo era uno de los que la rechazaba, por ignorante, pero aprendí cómo era la mano. Hace doce años que tenemos la productividad funcionando en la empresa y puedo decir que nadie está haciendo más que antes, pero lo hace mejor».
Read apuntó que la discusión productividad no genera recelos sólo en el sindicalismo. «Por el lado empresarial hay reticencias, porque para discutir la productividad las empresas tienen que poner arriba de la mesa los números, mostrar dónde les duele». Y para negarse a ello, «hay dos discursos. Un es que no presentan la documentación mostrando el talón de Aquiles, porque dicen que desde el lado sindical no hay garantías de confidencialidad por falta de personería jurídica. Puede ser, pero el que no tiene personería es el PIT-CNT, la mayoría de los sindicatos sí la tienen».
Por otro lado «están los que esconden la leche, pretenden garronear en vez de discutir», consideró.
En cuanto a la situación actual de la central sindical, Read manifestó que «el PIT-CNT está como un surfista caminando pro a calles de Bolivia, está muy desorientado. Le costó entender que el gobierno del Frente Amplio se perdió» y en vez de discutir las causas de la derrota, «la discusión es que la cupa la tiene el otro».
Según Read, «el PIT-CNT quedó desubicado, con una herencia muy embromada (. . . ) se ha perdido mucho la independencia de clase y hoy cuesta rearmar».
Finalmente, el dirigente dijo que se valoran mucho los logros alcanzados durante los gobiernos frenteamplistas, «como los consejos de salarios, las ocho horas para los trabajadores rurales» y los avances en el trabajo doméstico.
«Pero nos perdimos muchos años de organización, hablamos mucho de Venezuela y de cosas que al común el trabajador poco le interesan y en las que poco le va».