Escribe Luis Benech.
Son demasiados los que tienen un cargo que destinan tiempo al debate «bajo y de mal gusto» en las redes sociales.
Lamentablemente se ha hecho una mala costumbre, el debate en redes sociales con quienes piensan distinto. Es cierto que el ciudadano común necesita expresarse pero creo que entre la libertad y el libertinaje hay una línea muy fina. Hoy Facebook parece una batalla campal de ideas, no hay ni sentido común, ni punto medio a la hora del intercambio. El respeto y la tolerancia han sido totalmente aplastados por la obsesión, la pasión o por cuestiones que solo se pueden desarrollar con cierto raciocionio.
En el medio de una lucha frontal contra el narcotráfico, que varios fiscales la han catalogado por el sistema actual y el nuevo código, como inviable y complicada. El aumento de violencia en la sociedad es de una «guerra» que se venía venir. Este es un tema importante para estar juntos por los nuestros y si queremos ser un mejor país.
Con respecto al tema que vengo a tocar nos ha pasado con ediles en función o con integrantes de gobiernos locales que no solo bajan a la red a discutir con vecinos realizando acusaciones de corrupción sin acudir a la Justicia; o haciendo un descarado ataque a la prensa local que se nos cataloga de «flechar la cancha» – pero no siempre, solo cuando se publica una noticia que les molesta.-
Como medio reafirmamos el compromiso con la verdad, nuestra independencia a la hora de publicar y la responsabilidad en el uso de las fuentes. Bastante complicado han sido estos meses para los comunicadores para mantener el trabajo, aún así continuamos con la tarea con dignidad y defendiendo nuestros derechos como todos los trabajadores uruguayos.
Además, pienso en lo personal, que si invertimos en impuestos tendríamos que tener representantes que estén «batallando» por la gente y no contra, en las redes sociales. Si bien cada ciudadano electo, tiene un partido político – herramienta democrática – está en un lugar donde debe forjar una mejor convivencia, ser ejemplo y además invertir su valioso tiempo en forjar cambios tan necesarios por estos días.
Esta intolerancia no representa a un partido político, sino a todo el sistema. Y en vez de poner todos juntos el «foco» en lo que debemos defender, nos dividimos y forjamos la «grieta».
