«¿Por qué nos afanamos en lograr la claridad, y sembramos en el cieno de la incredulidad ese ideal que llamamos el factor humano de la esperanza, y apostamos por el bien… Y CREEMOS EN ÉL?» :
Sencillamente porque seguimos creyendo en los VALORES, y esos poderes nos llevan a trabajar denodadamente por y para el bienestar de la comunidad. Por otra parte ese esfuerzo -para la ONG local- es el horizonte que persigue en pos de un amanecer posible. Es tanta la gama de proyectos en carpeta -muchos de ellos sueños posibles-, que el propósito se enraiza firmemente en la voluntad y la actitud se torna premisa vital y ese romanticismo nos envuelve como una coraza inviolable e inolvidable.
Desde el rescate de la flora indígena, hasta glorificar costumbres que la bruma del tiempo sepultó, como las lavanderas del arroyo Colla, que, como un ritual cotidiano y de rústica cadencia se congregaban en una paz y convivencia de ensueño, y con el amparo y presencia de nuestra virgencita se les tributó el homenaje que el pueblo y las nuevas generaciones les debía. Pese a los avatares funestos que su obra debió y debe sortear, de los vandálicos actos inconsistentes e inexplicables, hasta la intolerancia de nuestra gente -algunos- en seguir desperdigando desechos despreciando los cestos colocados en el cantero central del bulevard Rodó, este pequeño grupo de idealistas prosigue porfiadamente camino hacia ese horizonte que se dibuja diáfano y no tan inalcanzable.
Ellos y me acopio a su esfuerzo y devoción, oyen el repiqueteo gota a gota de la vida que se desgrana, y se desploma en una eternidad que mantienen erguida y los potencia a no desfallecer, a no rendirse y afrontar el avance del tiempo como un desafío celestial y glorificante.
MI CORAZÓN SE ACELERA ANTE TANTO PROPÓSITO EDIFICADO, Y LA SOLEMNIDAD DE SU OBRA ME EMOCIONA HASTA LAS LÁGRIMAS.