«Burocracia Autóctona: Un sello intalterable» Escribe Ángel Quintana.

La Razón

«La burocracia nace con la democracia, pero… esencialmente con la política, y ésta se nutre con la gente». Ver artículo completo:

La Razón comparte un nuevo espacio de opinión:

Con el advenimiento de la democracia, luego de la noche larga de la dictadura militar, revivió lo lúdico que encierra lo burócrata y lo transgresor, en los resquicios de una trama que aflige cada vez más a la gente.

Esta alimentación es un dogma perdurable en nuestra sociedad, beneficiando a un contingente enorme de «peones» perfeccionistas que cubren este martirio, con una falta de respeto y decoro hacia el usuario que aporta su cuota parte  en las dádivas llamadas impuestos, sin un sesgo que impida ese despropósito. Ese parásito que soportamos no tiene un antídoto que frene el proceso de  lograr un final acorde a nuestras postergadas necesidades… como una bacteria resistente, sin cura e impotente ante ese mal.

Los caprichos que engarzan y complican trámites, hasta aquellos más comunes y ordinarios… de fácil resolución, se tornan de una demencia tal que no comprendemos pero que marcan una «obligatoriedad» indisoluble. Ya, en esos ámbitos públicos no se avizora una rutina que pueda dar fe del dinámico trabajo cotidiano (llámese rutina) del funcionario, pero sí una especie de ingobernabilidad y arbitrario «cumplimiento» de su labor y su horario laboral.

A veces nos quejamos de la impuntualidad de los médicos en las mutualistas, pero tampoco en la función pública hay un compromiso tácito y una intención firme y altruista de solucionar ingentes problemas de la sociedad, qué, con un leve gesto de cooperación tendería a subsanar esas carencias.

Este autoritarismo ha sobrevivido por décadas, sólo -algunas- escasas muestras de voluntad ´puede «facilitar» ese calvario, simplemente saliéndose del sistema como muestra de un «amiguismo» benefactor.


ANGEL QUINTANA

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