Columna de opinión a cargo de Ángel Quintana. Los invitamos a verla completa aquí:
Quizás, décadas pasadas, cuando las instituciones públicas se estaban moldeando y definiendo el rol ante una joven sociedad que se estaba acomodando, en un escenario yermo, árido, orejano, sin estructuras básicas, se podría tener cierta expectativa; décadas posteriores el monstruo nació!!! Entendemos que ello supondría un engranaje vital para la novel nación, que recién se estaba elaborando.
Desde los primeros pasos de esas instituciones mostraron un anhelo de servir al pueblo, que ansiaba configurar un horizonte de esperanza y paz, pero… más adelante se abrieron como un cántaro roto a las apetencias políticas, y entendieron que era un ámbito más que apto para las conjeturas de un sinfin de beneficios, que, como tierra fértil y virgen atesoraba un caudal de posibilidades que alimentar al «clientelismo» electoral en ciernes.
Ahora no ha sufrido variantes significativas, estando el mismo perfil, con un requerimiento tímido de la gente, mostrándose una atención «de reojo» a los problemas populares, ya endémicos agravado por una pandemia que se instalará de por vida, habiendo ya cambiado las costumbres ciudadanas, que, ahora más que nunca necesita de las decisiones gubernamentales, remisas a «gastar» en la franja más desprotegida de la nación.
Aún queda mucho por hacer,como que no ha empezado el rebulsivo que modifique el gastado escenario de la infraestructura urbana, con el paisaje inalterable, decrépito, y sin esperanzas, como que «todo está en obra». Con el recambio de gobierno teníamos una tenue expectativa del cambio tan ansiado, pero, en contrario los problemas se han agravado y no tienen un horizonte diáfano que muestre lo que los políticos voceaban a viva voz en campañas pre-electorales.
LA PUESTA EN ESCENA AUN ESTÁ A ESTUDIO, LOS PROTAGONISTAS NO LEEN AUNEL LIBRETO. POR TANTO, LA OBRA SIGUE DESCONOCIDA Y LA PLATEA ESTÁ COLMADA Y EXPECTANTE ANTE LO QUE VERÁN.
ANGEL QUINTANA