Categorías
Opinión

«¿Qué es el tiempo? » escribe Ángel Quintana.

Hoy compartimos: «¿qué es el tiempo?; qué sensación o influencia ejerce ese trajinar de los años llamado TIEMPO en nuestra existencia?; en una ilusión, un ensueño o en la eterna esperanza de encontrar la celestial perfección de la eternidad?» Ver columna completa:

La Razón ofrece a sus lectores un nuevo espacio de opinión, » ¿Qué es el tiempo? «

Contemplando las márgenes del arroyo, que he presenciado por décadas discurrir de sus aguas, que, con mis ojos de niño y luego de adolescente inocentes y sin complicaciones, hoy día, ya transformado su cauce, tan vandalizado, vapuleado…, y vuelto a restañar sus heridas, por  causa y obra de la ONG. local, me retrotraigo a su historia y sus vivencias.

Cruentas luchas intestinas, primero por la emancipación, luego con las refriegas de dos divisas políticas, y nuestras correrías por los pasillos naturales de su fronda indígena, adorando la paz de sus lagunas escondidas y de su camalotal siempre presencial, me planteo un interrogante y las dudas quedan prendidas  en esas vivencias tan arcaicas que la bruma del tiempo se encargó de borrar pero que la historia atesora celosamente… y me pregunto: ¿qué es el tiempo?;  qué sensación o influencia ejerce ese trajinar de los años llamado TIEMPO en nuestra existencia?; en una ilusión, un ensueño o en la eterna esperanza de encontrar la celestial perfección de la eternidad?

Esa bruma galáctica que nos envuelve y nos hace flotar y retenernos en nuestro suelo milenario es el artífice que mueven los hilos de nuestra vida como una marioneta sumisa. El  hombre  solamente, una especie efímera que sobrevuela los etéreos espacios de esta «estrella azul» que se extingue continuamente, pero que se reinventa incesantemente; solo este planeta evoluciona inmerso en la galaxia dinámica e infinita, en cambio nosotros somos la cimiente que se sembró quien sabe por quién, y brotó sabiendo que al nancer morimos, en una suerte de inconsistencia y en un avatar incomprensible.

He presenciado y actuado en las alegrías de nuestra cándida niñez, la alegoría de los egos, la vanidad, codicia, egoísmo y la característica más saliente… nuestra maldad. La futilidad de nuestras  ambiciones, todo lo cual me agobian, me sacan energía y caigo en un letargo de lágrimas, y una impotencia que ya me he acostumbrado, sabiendo que todo es un espejismo.

¿Con qué perspectiva vemos la vida, a los diez, veinte o cincuenta años?; quizás un solitario comprenda esos matices con más virulencia y un estado de tristeza sin ilusión, esa ilusión que nos alimenta.

El deber es lo único que perdura después de nosotros, ya que los hijos, los nietos, los afectos diversos nos sobreviven; las creencias, la religión los tabúes… nos preceden.

Vemos como nos ajamos, nos deterioramos pese al esfuerzo para preservar la lozanía; los axiomas que nos corroen siguen su curso; las envidias, las buenas intenciones, las obras loables… nuestras miserias, todo es un combo que nos nutre sin darnos cuenta, dejándoles a las nuevas generaciones ese cúmulo que se corrompe, con la naturaleza compañera que se rehace pese a sus heridas constantes.

NOSOTROS, COMO LOS ÁRBOLES DE LA SELVA, NOS ALIMENTAMOS DE LOS CAÍDOS EN UN CÍRCULO INFINITO Y UN RITUAL SAGRADO.

ANGEL QUINTANA

Categorías
Opinión

¿Qué esperan los que esperan? Escribe Ángel Quintana.

«Entre el intrincado y caótico estado de ánimo del ciudadano común, impera una suerte de sospecha solapada, en cuanto a sus anhelos… aspiraciones o sueños que se postergan y diluyen  en un mar de impotencia…» Ver toda la columna:

La Razón comparte un nuevo espacio de opinión sobre: » ¿Qué esperan los que esperan? «

Esperanza?… desesperanza?… desasosiego?, frustración… desaliento?

Entre el intrincado y caótico estado de ánimo del ciudadano común, impera una suerte de sospecha solapada, en cuanto a sus anhelos… aspiraciones o sueños que se postergan y diluyen  en un mar de impotencia.

Espera inmutable… esperanza utópica y derrocho de años inócuos en pos de una dignidad que por escurridiza nos transforma en seres ignorantes y soñadores, cobijados por un «modelo social» que hábilmente nos contiene extirpándonos la rebeldía que los puede complicar.

Mientras tanto volvemos a confiar en el modelo político instaurado, enfrascados en discusiones banales y bizantinas de cómo evaluar el potencial de cierto «candidato» o las ideas populistas de otro. En tanto chapoteamos en el lodo de la inoperancia, ABONAMOS el suelo con nuevas promesas que sustentamos caprichosamente y enriquecemos las arcas oficiales con nuestros menguados rubros, como que el vil metal no sea patrimonio del proletariado y sí una creación para alimentar una sociedad clasista…insensible y ya ahora perturbada.

Este divagar propio de una mente irresoluta y desesperanzada no es más que un ínfimo átomo que se anima a estallar, pero -en cambio- otros se ahogan en ingenuidad.

Si estaríamos en Europa hablaría de estado medieval… pero aquí en el nuevo mundo no nos agitamos por sobre napas de arcaicas civilizaciones, en cambio nos agitamos en estructuras «nuevas» que el ser humano se ocupó de envejecer prematuramente.

Esperamos que todo o casi todo funcione… en la medida de nuestra supervivencia; que los beneficios prometidos cristalicen en un tiempo prudencial y dentro de nuestro tiempo que nos otorga la expectativa de vida en los tiempos modernos.

Esperamos que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lleguen a disfrutar de los humildes requerimientos de sus ancestrozs, a saber: acceso a servicios básicos, agua potable creíble, saneamiento funcional y seguro para el medioambiente, rutas, arterias urbanas y rurales, transitables y seguras, etc., una preservación de la naturaleza conciente y responsable, con sensibilidad para con nuestros hermanos los animales (nuestros fieles compañeros de ruta); respeto a nuestros ancianos, igualdad de posibilidades entre razas; celo en el cuidado de la discapacidad humana; responsabilidad y criterios serios en el cuidado, educación y trato hacia los niños y adolescentes y que RESPETEMOS LOS PRECEPTOS DE JOSÉ PEDRO VARELA, etc. LA ESPERA SIGUE ETERNA… LA AÑORANZA DE UN TIEMPO MEJOR NO DECAE… POR ESO ESTAÑMOSVIVOS.

PERO LA VIDA NUTRE A LA MUERTE, Y LAS GENERACIONES SE SUCEDEN… Y  NO TENEMOS MÁS TIEMPO!!!

ANGEL QUINTANA

Categorías
Opinión

«De consejos se vale el Martín Fierro…yo me aferro a mis principios…»

«Se sincero contigo mismo… no por ello fuerces tu corazón en ocasionales yerros». Escribe Ángel Quintana, ver columna:

En La Razón, compartimos un nuevo espacio de opinión:

No cometas el error de subestimar a un inferior intelectualmente, ya que ese ser puede mostrarte lecciones de vida. No maldigas los malos momentos ya que esos eventos te fortalecen el espíritu para sobreponerte a la adversidad. No demandes… gánate el magnánimo reconocimiento del prójimo. No levantes la voz… ya que las personas altisonantes pecan de descreimiento.

De la esperanza vive el pobre… mas el rico de su dinero. Da sin condiciones, porque de ese gesto nace la protección en tiempos nefastos. Conceder una caricia a un animal abandonado DIOS te lo agradecerá… y el ser desdichado se sentirá reconfortado… como recibir una suculenta comida. Nos podemos sustraer a una fatalidad, mas no al yugo del tiempo.

El estudio analítico mata la originalidad; como el grano de trigo hecho harina no podrá germinar. Trabaja sin cesar y con entusiasmo, pero no tomes ello como una premisa de vida; hay tiempo para todo y solo un  instante para decir basta.

Ten más presencia en el seno del hogar… porque para ello lo has edificado; una pieza faltante en tiempo y forma desdibuja la escencia. La grandeza humilde y sencilla es lo que enaltece y eleva al artista y el público lo reconoce como una virtud unipersonal.

No reacciones irracionalmente ante la impotencia, la paciencia y el reposo te premiará con la solución debida. El rencor enferma y el perdón te redime. El mendigo, como el perro abandonado no son menesterosos… tienen como tesoro la libertad. Sé respetuoso del pensamiento del prójimo, ya que éste te hace cuestionar tu credibilidad.

No prediques en el desierto, ni en el bullicio desbocado de las masas… tu acción debe ser anónima… y así lo captarán.
ANGEL QUINTANA

Categorías
Opinión

«El futuro manipulado» Escribe Ángel Quintana.

«En la nebulosa de los tiempos, donde los refugos de épocas muertas, de generaciones de humanos en lucha permanente por la supervivencia(unos), y otros empeñados en la destrucción, violación y desaparición de todo signo viviente sobre el planeta ya no azul…» Ver toda la columna:

La Razón comparte un nuevo espacio de opinión: «El futuro manipulado».

«..se yergue un álito de lo que pudo ser y expiró, o en su defecto la recomposición y reconstrucción se hacen palpables; ¿quizás sea posible?, mas lo primero se hace factible a la segunda posibilidad…

Debo ser positivo, y quisiera serlo, pero las nubes negras sobrevuelan nuestro entorno trayendo un vendaval de funestas predicciones, donde, al conocer mas a la raza humana se hace tangible y palpable el agorero panorama.

Me imagino, en mi delirante mente ya agotada un escenario, que, de seguir con las proyecciones actuales es de muy mala presencia y peor desenlace para la tierra y su contenido.

No quisiera ni pensar qué será de nuestro arroyo, si un verdadero torrente de vida y aguas cristalinas, o un gran desague donde fluyen aguas negras y pestilencias que supuran de una ciudad basurero, ya sin arterias ni vida saludable, solamente un hormiguero enorme relleno de la escoria que nosotros fraguamos sin cesar.

Pienso, a su vez, en lo contrario del mal que ronda mi cabeza, con una urbe pletórica de vida, de esperanza, de emprendimientos sin parangón, con un arroyo idilico, donde conviven renaciendo continuamente la flora indigena extinta pero al acecho de buenas acciones humanas, bañadas con el límpido liquido elemento sin contaminar y permanentemente rehaciéndose hacia la pureza absoluta. ¿podrá ser?… es factible teniendo en cuenta el poder y la creatividad del ser racional.

En estos instantes o momentos efímeros en los cuales nos debatimos entre los distintos matices que adornan a nuestra gente, con una pugna de lo bueno con las miserias ancestrales que nos atenazan sin contemplación, en una lucha sin cuartel debería quedar en el campo de batalla  un cernidor de acciones que puedan rectificar lo malo de las conductas que se ensañaron con el medio ambiente, aprovechando el poco tiempo que resta para evitar el apocalipsis.

Las generaciones futuras tendrán una titánica tarea de moldear la grotesca configuración de un mundo agonizante, con pocos elementos que ayudarían a restaurar el sistema e intentar que ese desolado páramo sea habitable y pueda desarrollarse saludablemente, siempre y cuando trabajemos solidariamente y de forma conjunta con nuestros hermanos los animales y las plantas, que servirán para inyectarnos de valor y convicción, desechando lo malsano y tenebroso de lo que está conformado el hombre moderno.

La actitud es un ejercicio que no hemos practicado muy frecuentemente, olvidada ya que la sobrevivencia parecería ser la solución a todos nuestros padecimientos, demostrando que somos terriblemente egoistas e irresponsables…, la ignorancia nos gana y lo material es el lecho ideal para nuestros sueños.

ANGEL QUINTANA

Categorías
Departamentales Opinión

«La indiferencia que corroe el alma…»

«Y la indolencia termina por avasallar la voluntad». Ver toda la columna de Ángel Quintana.

La Razón comparte un nuevo espacio de opinión: «La indiferencia que corroe el alma…»

El agotamiento me atosiga de forma continua y mortal… estoy cansado, agobiado, derrotado y con el alma vacía.

Veo, aun en los sueños inquietos de una noche interminable  fantasmas que sobrevuelan mi eterno insomnio, ese paradigma de mis desvelos por el prójimo, y un idealismo que no remite ante el escenario  cotidiano del entorno desaliñado de una urbanidad que es carcomida por la desidia, la ignorancia, la maldad y la envidia personas que se «acostumbraron» a sembrar sus miserias, a  profanar constantemente los intentos de aquellos que aspiran<todavía< a un mundo en calma.

me asusta la indiferencia que me gana y atosiga mi integridad, mis anhelos mundanos, mi acopio de voluntad en subsanar  la decrepitud de escenas que me hieren profundamente… como la basura pérfidamente volcada a metros de los contenedores, en los espacios que comunmente son esparcimiento  de los niños, y habitáculos de animales abandonados obligados a ingerir la carroña humana. 

Yo no puedo, no me permito la licencia que me dan  mis derechos constitucionales increpar al vecino por sus tropelías, sus desaciertos ambientales, sus malos ejemplos a sus hijos, ya que  mi vida se transformaría en un infierno, con atosigamientos permanentes, y mi estabilidad emocional en franco deterioro, debo preservar mi salud y de mis seres queridos, y me lo repito… tragar mi frustración, mi fracaso, y ser espectador privilegiado de mo mi visual en el entorno barrial se transfigura y  esos excesos  se vuelven «normales».

No me permito fustigar al gobernante de turno por su inoperancia, su falta de decisión y de clarividencia a la luz  de un panorama que se torna cada vez más lúgubre. Tampoco me animo a sostayar la falta de  creatividad y de voluntad ante el deterioro manifiesto.

No quiero plantear,a quien corresponda, aquellos representantes de nuestro pueblo, qué  utilidades o enseñanzas han  cosechado  en los muchos colóquios, simpósios, congresos que han sido partícipes en el extranjero, y que se podrían aplicar en esta yerma tierra, vírgen de logros novísimos que nosotros  no estamos capacitados para diseñar por nuestra propia inteligencia.

He de reiterar porfiadamente que el escenario que me rodea es de una letanía,de un quietismo pérfido, que creo que no ha sufrido transformación alguna en muchas décadas, sí se ha degradado y la erosión es tan profunda que lo útil ya no existe como para intentar una timida transformación.

Pero… seguiré en mis convicciones ya que ello es el bálsamo que sostiene mi eterna esperanza, que al fin y al cabo nutre el incomprensible afán de la supervivencia.

Desde que el hombre existe sobre la tierra, quien sabe de donde vino, si de una larva, una bacteria o del espacio exterior, ha dejado su indeleble sello de destrucción, de despojos, de osamentas y asentamientos que luego nos hemos encargado de desenterrar acicateados por nuestra natural curiosidad por lo ancestral, para saber de sus costumbres, sus horrendas profanaciones y ofrendas a sus dioses, dejando de lado nuestros modernos atributos de como se destruye  sistemáticamente  lo logrado.

Esa es nuestra misión¡¡

ANGEL QUINTANA

Foto de portada: Álex Rovira.

Categorías
Departamentales Opinión Rosario

«Malos» escribe Ángel Quintana.

«Qué incomprensión de mi intelecto se me plantea respecto al titular de este escrito!!…» Ver toda la columna aquí:

El periódico comparte un nuevo espacio de opinión: «Malos».

Debería decir… «confrontación entre vecinos malos y gobernantes malos», o quizás se emparenta mi reflexión con la de… «Desidia ante  el evidente y decadente entorno urbano».

El juego que asisto cotidianamente y veo anonadado a muchos integrantes de nuestra sociedad, con el capricho o la  sostenida  liviandad ante causales lacerantes que chocan con la incredulidad de los sensatos, como lo reflejan actos demenciales como el del capricho o provocación de no verter los desechos domésticos  en los contenedores, y sí en algún terreno  de notoria y dilatada fama de baldío, con el caso concreto del emblemático  «campito de los circos «allí entre las calles Treinta y Tres y Gral. Flores. Tan evidente  es este predio con su constitución de «tierra de nadie y de todos»,  cumpliendo su misión con total solvencia y esmero cada vez con mayor ahínco y perseverancia.

Este eco que pretendo sea palpable para ciertos hombres representativos y custodios de nuestra dignidad, y para aquellos resentidos, o que se sienten relegados de nuestro entorno y que diseminan su humor ensuciando el medio ambiente tan mancillado, buscando con este grito un rapto aun leve o una señal de cierto arrepentimiento y que expresen el  porqué de esos actos.

Deberíamos «copiar» o asimilar situaciones en otras ciudades, como Carmelo que pretende, como forma de erradicar los basurales colocar cámaras que vigilen esos sitios con el signo fundamental de desenmascarar a esos vecinos malos.

Aquí en nuestra comarca existen puntos endémicos sin resolución y en expansión, y que no se le ha dado el debido tratamiento para su erradicación. Me refiero solo a uno de ellos, ubicado en la ¿squina de Treinta y Tres y Martínez Diez, donde, además del acopio de la poda se asocian bolsas de resíduos domiciliarios a escasos metros de 2 contenedores, y por lo pronto ninguna autoridad ¿ha intentado algún tipo de acción al respecto, soslayando la impunidad total. ¿Será tan honeroso colocar una cámara de vigilancia?

¿Somos distintos los que piensan en una armonía de sustentabilidad y dignidad?

Seguimos sin domesticar nuestro gesto maléfico en ciertas cuestiones que hacen a la convivencia armónica, y se convierten en meros espectadores aquellos que entendemos tienen que vigilar esas acciones fuera de contexto y reprender como es debido los desbordes de los «auto-marginales sociales», que no aceptan los códigos de debido respeto al prójimo.

ANGEL QUINTANA

Categorías
Departamentales Opinión Rosario

«Los cosechadores de basura» escribe Ángel Quintana.

«Somos pocos, casi nada, ínfimos ante tanto desprecio por el medio ambiente, que atinamos a mitigar el flagelo de la basura generada por nuestro derroche y displicencia a la hora  de desprendernos de esas miserias, y subsanar en algo  tamaño despropósito». Ver columna completa:

Nuestro periódico comparte una nuevo espacio de opinión a cargo de Ángel Quintana y sobre «Los consechadores de basura».

No se ha tomado real dimensión y una conciencia plena que concierne al cuidado de lo poco que nos va quedando de nuestro bendito hogar celestial.

En nuestro diario trillar de nuestras calles «cosechando haciendo ejercicio» una  abundante producción de desperdicios, y alimentar incesantemente los cestos colocados en Bulevar Rodó, hemos comprobado que ese gesto de la ONG., con su abnegada lucha y perseverancia ha causado en pocos habitantes un beneplácito sustantivo, el resto de nuestra población asiste indiferente a ese  beneficio popular.

Se ha materializado y adosado al paisaje urbano ese corolario de mugre, que nos hemos acostumbrado  a percibir como parte integrante del entorno, y no nos causa enojo alguno.

Sorpresa nos  causa que, ante tanta desidia han sobrevivido indemnes los contenedores aportados por la municipalidad, salvo alguna acción vandálica aislada, el resto  sigue cumpliendo se misión purificadora.

Categorías
Departamentales Opinión

«Ante la oscuridad, un haz de luz…» Escribe Ángel Quintana.

«Ante una idea, una propuesta o una actitud positiva, no debemos interponer  nuestros humores, ni el sesgo profundo e insidioso de la ignorancia, esa manifestación que nos lacera y que alza un muro incomprensible a aquellos que quieren remediar en parte todo lo maligno que le hacemos a la tierra…» Ver toda la columna:

Cuando la intención profundamente alentadora aflora, y aquellos autores compenetrados en ello se sienten soliviantados por el apoyo recibido… qué satisfacción del deber cumplido!!!, y es un bálsamo luego de tanta desidia, aunque el esfuerzo sea imperfecto y rudimentario…. seguirán proponiendo hasta arribar a la solución.

Es por eso que mis sentidos remiten y se entregan a una esperanza que resurge tenue pero visible;  es el propósito del conglomerado  de Alcaldes del departamento que han reaccionado y le pondrán intención fehaciente a una batalla contra el estigma de la degradación  ambiental, en la forma de acopiar -en sitios estratégicos de cada ciudad del departamento- de  todo envase de plástico que amenace el ecosistema, y con ello recuperar el material   con el reciclaje y transformarlo en elementos útiles para nuestras comunidades.

La conciencia ciudadana está latente, solamente le debemos dispensar una atenta enseñanza con el ejemplo, y que éste sea artífice de una masiva corriente sanadora, sin ataduras, criticas ni malintencionados gestos y agravios, que solo pisotean y profanan lo que se logra con cariño.

El hombre solo no puede encarar y materializar el flujo de ideas fecundas, y ese buscar aliados en el contexto  ciudadano  resienten su actitud y aptitud  y lo hace dependiente  como  un mendigo atesorando una dádiva… y se desgasta y desanima.

En cambio el panorama se sanea y se magnifica  con la preeminencia y fuerza de los órganos municipales,  que poseen un radio de acción creíble y que pueden cambiar una utopía por algo tangible.

Debemos, por que es un dictado ineludible de la sociedad, ejercitar la buena  intención  de  despojar de basura  indigna nuestro hábitat, simplemente con actitud reflexiva… que así sea!!!

ANGEL QUINTANA

Categorías
Opinión Rosario

«El invierno de nuestras vidas» por Ángel Quintana.

«En el entorno, común, predecible, gris y mustio, el invierno clava sus garras en un intento de restauración, de compaginar el escenario ordinario en el que nos agitamos» Ver toda la columna:

Compartimos un nuevo espacio de opinión a cargo de Ángel Quintana: «El invierno de nuestras vidas»

Limpia calles, veredas, cunetas con el desplome de lluvias, pero ensucia el arroyo, el río, el mar con la costra dejada por nuestro paso furtivo y maléfico.

Es -tal vez- el soplo de la eternidad que nos agita una vez más despertándonos del letargo de una ofuscada búsqueda de nuestra esperanza, que,porfiada se oculta descorazonada ya que teme que el derrotero sea pernicioso y letal y no quede ninguna sustancia que avive el desaliento humano.

¿De qué me viene esta melancolía, ese descrédito¿, puede provenir de la inmensidad del infinito, y me aterra el destino de mi especie.

la inmensidad del intrincado molde en el cual estamos presos, con sus inmensas falencias, fallas centenarias que nos hace ver un panorama siempre lúgubre, con algo de calidez en los días estivales, pero ciegos caminamos seguros dentro de ese ámbito, tan conocido, eterno, incambiado y sin un soplo de innovación.

Me aferro a la vida -pese a ello-, y pido perdón por mi incredulidad, mi falta de fe, pero me sustento en ese ejercicio poderoso, tal vez un gesto positivo ante la muerte prepotente.

El invierno es parte de nuestro gesto adusto, que sirve insólitamente para el recogimiento de la familia, la adoración a la cálida llama  del reposo, tan inverso a la lujuria veraniega, desenfrenada, sin pedir tregua… hasta quedar sin fuerzas.

HE VIVIDO AQUÍ SIENDO ESTUDIANTE, TRABAJADOR,  CONSTRUCTOR DE FAMILIA, PERO ENCUENTRO QUE EN EL PAISAJE SOLAMENTE YO HE CAMBIADO.

ANGEL QUINTANA

Categorías
Departamentales Opinión

«El reiterado escenario» escribe Ángel Quitana.

«Seguramente he impreso en algún artículo anterior las conjeturas, vivencias y cuestionamientos respecto al entramado urbano que nos rodea; muy probablemente sea reiterativo en situaciones repetitivas que me mueven a ser critico, pero el lacerante panorama no cambia!!, y si lo hace es muy tenue su estructura…» Ver toda la columna:

En nuestro periódico compartimos un nuevo espacio de opinión de Ángel Quintana llamado: » El reiterado escenario».

Son tan evidente  los detalles vitales que se omiten, para que el bosquejo de una obra mantenga su compostura y beneficio a la comunidad. Son anclajes necesarios para que la misma sea útil y duradera.

Me remito a señalar el desajuste en la unión de criterios entre los organismos involucrados, a la hora de brindar las bases de una estructura, en este caso las arterias ciudadanas, cuya reconstrucción -inexorablemente- debe  contar previamente con las consabidas conexiones de agua, saneamiento, electricidad, para, de esa manera evitar ulteriores conexiones luego de la refacción, y el volver al deterioro forzado ante tal negligencia.

Ya no es aceptado el provisorio bacheo con distintos  materiales, muchos de ellos  livianos y muy efímeros, incluso en arterias céntricas con contextura de cemento se les adosa asfalto quedando desnaturalizado su estructura ideal, que ha sobrevivido más de seis décadas  en forma incólume, solo herido con el lacerante influjo del saneamiento, que, por otra parte era  un mal necesario e ineludible.

La colaboración que, instintivamente me atosiga, en ingresar a estos laberintos que se materializan incesantes al cabo de mucho tiempo, y que no menguan,  es  mi desesperanza y tristeza, que ese gesto adusto de lo incomprensible no sea remediado en los distintos avatares de nuestra existencia, claros indicios de la desconexión de los autores oficiales, que reniegan  de un bloque homogéneo en pos del beneplácito de la gente, y no voluntades inconexas y erráticas y sin sentido práctico.

Los mismos cordones de granito, con la compañia de la basura eterna en muchas calles de mi ciudad, me remiten a los años de la niñez,  que me abren la puerta  de la nostalgia a otro tiempo, otros sueños, el mismo páramo urbano, intocable, con sus polvorientas calles… sin críticas y muchos ensueños por cumplir.

El interés por el bien común es un mérito, lo que encoge esa  preocupación es el silencio, y esa complacencia negativa es la que me ciega y me deja ver lo incambiado de todo… del entorno y  las voluntades débiles y despreocupadas.

ANGEL QUINTANA