«No éramos conscientes de que estábamos haciendo historia»

La Razón

Ruben Rada lanzó «Parte de la historia», un disco grabado en vivo con canciones de El Kinto, Totem y Opa, y habló sobre la importancia del proyecto.

«Estoy tan emocionado como cualquier fan de El Kinto, Totem y Opa de tener este disco en mis manos”, asegura Ruben Rada desde el otro lado de la línea telefónica. “Para mí es un logro maravilloso”. Habla de Parte de la historia, el álbum en vivo que grabó en Junio del 2019 en el Teatro Solís y que el viernes llegó a plataformas digitales.

Es que para un artista que siempre acostumbró a mirar hacia adelante —actualmente está trabajando en otros dos discos—, el haberse embarcado en un proyecto para repasar una parte de su historia, y de la historia de la música uruguaya, es todo un acontecimiento.

“En un momento dije: ‘¿Qué hago después de los discos Allegro y Confidence 2?’ Ya no había nada para hacer, así que junté las canciones de El Kinto, Totem y Opa que más me gustaban y que todavía podía cantar”, comenta.

lgunas canciones, como “Negro” y “Dedos”, ya forman parte de sus repertorios en vivo, pero la mayoría de las elegidas, en especial las de El Kinto, no habían sonado en vivo durante varias décadas. Para trasladar los arreglos de los discos al escenario fue esencial el trabajo de su hijo, Matías Rada, y de Gustavo Montemurro. “Matías había hecho un concierto en homenaje a Totem hace un tiempo, e hizo un trabajo de guitarras tremendo”, dice.

“Matías sacó todo lo de El Kinto y Totem y fue maravilloso. Fue el que orejeó y mandó los ensayos con Gustavo, que estuvo en la parte armónica. Fue un trabajo muy bueno”, opina.

Apenas se anunció el espectáculo Parte de la historia, el público comprendió la importancia del proyecto y de inmediato quiso ser parte. Aquel recital del Teatro Solís se agotó con dos semanas de antelación. “Yo nunca vendí entradas anticipadas”, le diría después al diario argentino Página 12. “Nunca agoté nada, salvo a mi mujer, rompiéndole las bolas. Pero dos semanas antes estaba todo vendido”, bromeó.

Pero el del Solís no fue el único show agotado. La demanda por entradas había sido tan grande que en octubre debió agregar una nueva función en el Auditorio Nacional del Sodre. Los tickets se volvieron a agotar semanas antes. A finales de setiembre, Parte de la historia también pasó por el Teatro Ópera de Buenos Aires, y en febrero de este año se despidió con un show en el festival Medio y Medio de Punta Ballena.

Así, el músico de 77 años saldó una especie de deuda con aquellos seguidores que crecieron junto a él y que tienen a clásicos como “Esa tristeza”, “Dedos” y “Montevideo” en las bandas sonoras de sus vidas. “Después del show del Solís, la gente me decía: ‘Se me vinieron mis novias a la cabeza, el Sorocabana, las caminatas por 18 de Julio’”, dice. Y algo similar le sucedió al artista. “Me recordó toda una época de mi vida, y cuando hice la parte de El Kinto fue emocionante”.

Pero Parte de la historia no solo fue un ejercicio de nostalgia. El repertorio fue una lección musical para unos cuantos jóvenes que jamás habían podido ver en vivo a clásicos del candombe-beat como “Suena blanca espuma” y “Don Pascual” (ambos de El Kinto), ni a las virtuosas fusiones jazzeras de “Montevideo” y “Mind Projects” (de Opa).

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