Estados Unidos superó este miércoles la cifra de 250.000 muertos por COVID-19 desde el inicio de la pandemia, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins.
El país, donde el número de contagiados aumentó significativamente en las últimas semanas, es el más afectado del mundo por el virus, por delante de Brasil e India.
Con más de 11 millones de casos, representa casi una quinta parte del número total de contagios registrados en todo el mundo desde la aparición del coronavirus en China a fines de 2019.
Estados Unidos ha registrado un promedio de más de 1.000 muertes diarias durante las últimas dos semanas.
Frente a una nueva aceleración del virus, algunos estados y ciudades han restablecido las restricciones, anticipándose a las celebraciones del Día de Acción de Gracias, marcado en general por grandes reuniones familiares y viajes por el país.
El estado de Nueva York ha impuesto un toque de queda en bares y restaurantes y cerrará sus escuelas a partir del jueves. La alcaldía de Chicago, la tercera ciudad más grande del país, ha pedido a sus residentes que se queden en casa, con la excepción de viajes esenciales.
Sin embargo, hay un rayo de esperanza: el anuncio de Pfizer y Moderna de dos vacunas experimentales eficaces contra el covid-19, que si reciben luz verde de la agencia estadounidense del medicamento (FDA), podrían permitir proceder antes de fin de año con las primeras vacunaciones.