«Los artilugios tecnológicos que nos ´ayudan´ a transitar esta vida agitada y llena de retos continuos, a veces nos llevan a un abismo insondable que nos predisponen a convivir con métodos con un alto grado de riesgo sanitario»:
La Razón comparte una nueva columna de opinión de Ángel Quintana:
Para citar un solo ejemplo, que de por si encierra una amenaza desconocida, es la torre de telecomunicaciones, propiedad de una empresa privada, enclavada en la Playa Parant, un eslabón de la cadena conocida como Costa del Inmigrante .
En ese sitio fue construida dicha estructura, en tiempos en que solo existía la policlínica (hoy Centro de Atención Primaria), la Capilla, y un grupo pequeño de edificaciones solariegas, que ignoraban el enorme riesgo que se cernía sobre ellos con la presencia de esa torre.
Hoy este sitio es un importante centro poblado de la costa este del departamento, contando con una infraestructura urbana acorde a los tiempos que corren, pero que es amenazada por la alta radiación que genera esa planta, contaminando a todo el vecindario y a un amplio entorno de esta costa, que en temporada estival alberga a aproximadamente 30.000 personas, entre propietarios y visitantes.
Es de amplio conocimiento que estas «antenas» producen un alto grado de radiación, que afectan la salud del ser humano, en manifestaciones patológicas diversas, incluso con afectaciones tales como cáncer, entre otras. Este tipo de tecnología deberían emplazarse en lugares alejados de centros poblados, evitando así que se propaguen enfermedades que la mayoría de la gente ignora, evitándoles que estén permanentemente expuestas a este terrible flagelo.
Espero que este comentario tenga un anclaje firme en la clase política, y que esta tome los recaudos necesarios para que este tipo de acontecimientos no sucedan con tanta impunidad y de forma inconsulta, y que se actúe con la remoción de dicha estructura.
NUESTRA VIDA NO ES FÁCIL, INCLUSO ES DE CONTINUO RIESGO, YA SEA POR LAS DECISIONES ERRÓNEAS DE LOS GOBIERNOS, POR TECNOLOGÍAS MAL APLICADAS, PANDEMIAS Y EL ETERNO DESPRECIO AL MEDIO AMBIENTE Y A LA VIDA. ANGEL QUINTANA
